martes, 10 de mayo de 2016

A mi papá, que se fue demasiado pronto



Antes de perderte, solía creer que nada malo podría pasarme, mucho menos pensé que algo pudiera pasarte a ti. ¿Cómo algo o alguien podría dañar a mi héroe? Sin embargo, la vida da muchas vueltas, es injusta y hay muchas cosas que no podemos entender. Una de ellas es que tu camino aquí había terminado. Te habías ido y no pude despedirme de ti, ni decirte una vez más cuanto te adoro. Es por eso, que hoy te escribo estas palabras.
Perderte ha sido lo más difícil que me ha pasado. Vivir con tu ausencia día a día, ver tu lugar vacío en la mesa, que no estés en las fechas especiales y asimilar que nunca más íbamos a cantarte en tu cumpleaños, no ha sido nada sencillo.

He tenido que hacerme a la idea de que no estarás el día de mi boda para bailar conmigo, ni caminarás de mi brazo rumbo al altar, no te podré invitar a comer a mi nueva casa, ni verás nacer a mi primer hijo.

Aunque duele bastante, he decidido recordarte justo como tú hubieras querido, con alegría, pero sobre todo con agradecimiento, por el tiempo, que aunque fue corto, disfruté de tu compañía, por haber tenido la oportunidad de crecer con el mejor papá del mundo, un papá que me enseñó, junto con mamá, la importancia del valor de la familia, a nunca olvidar mis raíces y ser siempre una persona íntegra, un papá que me enseñó a ser siempre yo y vivir la vida a lo grande.
¿Sabes algo papá? Aún cuando no puedo verte, te siento siempre conmigo, antes de dormir te cuento cómo me fue en mi día, te pido consejos cuándo no se qué hacer e incluso algunas ocasiones camino a tu lado. Estás junto a mí en cada logro, en cada tropiezo, cuando platico con mamá

Después de todo, me dejaste un gran tesoro, uno que nadie podrá quitarme jamás. Me dejaste miles de recuerdos maravillosos, todas nuestras divertidas charlas, los debates sobre política, las vacaciones y fiestas familiares, los paseos y excursiones a los lugares más extraños, muchas aventuras y experiencias que no terminaría de mencionar.

Lo último que puedo decirte es GRACIAS, gracias por convertirme en quien soy, por todos los regaños y los consejos, pero sobre todo, por creer en mí incluso cuando yo no lo hacía. Tú estabas seguro que me convertiría en alguien grande, fuera del promedio, te prometo que lo voy a lograr y estarás muy orgulloso de mí.

Un dicho popular dice que las personas no mueren mientras estén en nuestros pensamientos y tú, estarás siempre aquí, conmigo, en mi mente y en mi corazón con tu enorme sonrisa en el rostro.

Te mando todo mi cariño hasta donde quiera que estés, te quiero por siempre.

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